Rumba Cubana – Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

La rumba cubana es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, según la UNESCO. Fue declarada en 2016 por su valor como expresión de identidad y resistencia, y por su contribución a la cohesión social y la diversidad cultural. 

La música y los movimientos de la rumba de Cuba están esencialmente vinculados a la cultura africana, pero también poseen algunos elementos característicos de la cultura antillana y el flamenco español. La rumba surgió antaño en barrios marginados de algunas ciudades como La Habana y Matanzas, así como en las proximidades de algunos puertos y en poblados de chabolas, llegando a ser especialmente popular en las zonas rurales habitadas por comunidades de esclavos africanos.

Al extenderse desde el oeste hacia el este del país, la rumba llegó a ser un símbolo importante de un estrato marginado de la sociedad cubana y de su identidad. Este elemento del patrimonio cultural cubano es la expresión de un espíritu de resistencia y autoestima, así como un instrumento de sociabilidad que enriquece la vida de las comunidades que lo practican.

La ejecución de la rumba comprende formas verbales y gestuales de comunicación: cantos, movimientos, palmadas, bailes y un lenguaje corporal específico. Los instrumentos de percusión, las herramientas de trabajo y los utensilios domésticos utilizados para las músicas rumberas forman parte integrante de esta práctica cultural.

Cuando los intérpretes ejecutan la rumba con sus códigos culturales específicos y establecen una interacción con el público, se crea una atmósfera festiva y los cantos y bailes evocan una gracia, una sensualidad y una alegría propicias al acercamiento entre las personas, sean cuales sean su condición socioeconómica, su sexo o su origen étnico.

La práctica de la rumba cubana se transmite de generación en generación en el seno de las familias y entre vecinos. La UNESCO valoró su capacidad para transmitir alegría, conectar con diversas personas y su riqueza rítmica y sensualidad en el baile y el canto. 

La declaración de la rumba cubana como Patrimonio de la Humanidad reconoce su importancia como símbolo de la identidad nacional cubana y su papel en la transmisión de tradiciones y valores culturales. Además, destaca la importancia de la rumba como práctica cultural viva que se ha mantenido a través de generaciones y en diferentes contextos sociales.

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